¿Ya decidiste quién eres? Una pregunta que alguna vez me hice de manera personal, pues en algún momento de mi vida fui del tipo que vivía mi vida a través de otros, esperaba que hicieran planes para invitarme y si nadie lo hacía, porque naturalmente tenían vida propia, simplemente me quedaba encerrada. Los planes que tenía, siempre los había pensado alguien más que me incluía, debo decir que muy pocas veces tuve la iniciativa de proponer algo y convidar a alguien más. Además lo que hacía normalmente era un poco monótono, rara vez hacía algo diferente.
Muchas veces permití que otras personas tomaran decisiones por mí o esperaba su aprobación para tener una definitiva. Busqué muchas veces, por no decir que todas, complacer a otros, no pensaba en mí, sacrificaba mi esencia, lo que quería y me gustaba por estar ahí para alguien más, hasta que por todas esas cosas me perdí.
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Ya no era capaz de disfrutar mi tiempo a solas, de mis cosas, me sentía triste y agobiada, como con necesidad de estar siempre acompañada y de hacer algo, pues ya había olvidado hasta mis propios gustos. Ya no me sentía satisfecha, ni segura, ni capaz, estaba perdida, no sabía quién era.
Esa nunca ha sido una pregunta fácil de responder, incluso hablé con profesionales sobre el tema, leí mucho y empecé a indagar. Una de tantas ocasiones alguien me dijo, “Isa lo que tienes es falta de identidad, dependes emocionalmente de otras personas y de lo que te suceda para estar bien”. Esa afirmación fue la que me permitió reconocer y aceptar el estado en el que me encontraba, además de recordar que no era tan malo como parecía, solo que debía trabajar más en mí.
Fue en ese momento en el que decidí cambiarlo todo, así tuviera que volver a empezar, sabía que no sería fácil, así que debía tomar acción, era el único camino para conseguir algo distinto de lo que ya tenía. Recordé que mi papá muchas veces decía "en la medida en la que yo esté bien, ustedes están bien"; creo que nunca había comprendido esa frase hasta ese instante, entendí que me había olvidado y descuidado de mi compañía más importante en cada etapa del camino, Dios y yo. Empecé por acercarme a Él y a través de Él volver a mí.
Solo después de conocerme mejor y tener una buena relación con el Señor y conmigo, podría hacerlo con alguien más. Ese fue el comienzo de todo. Gracias por seguir leyendo, pero para no hacer este texto más extenso, en los próximos artículos te contaré qué he hecho para que tomes lo que consideres que te será de ayuda. Por ahora te dejo una pregunta, ¿eres quien que quieres ser?