Hoy durante la oración común de la mañana en la empresa, nuestro
psicólogo realizó una reflexión muy pertinente para el tema de nuestro blog que
se resume en saber que cada que nos pasa algo por algo será y que no hay mal
que por bien no venga, como dicen los dichos.
Nosotros a veces pensamos que nos pasan cosas que no nos merecemos, que
ha sido mala suerte lo que nos ha sucedido, pero nunca sabemos qué está
implícito en lo que pasó, cómo influirá eso en lo que sigue y cuán relevante es
para nuestro destino, recordando siempre que ese destino está en nuestras manos
y sólo nosotros podemos elegir si ser felices o infelices, está en nuestras
manos ponerle la mejor cara a lo que pasa, para eso les dejo el siguiente
texto:
Una historia habla de un anciano campesino que tenía un viejo caballo
para cultivar sus campos. Un día, el caballo escapó a las montañas. Cuando los
vecinos del campesino se acercaban para condolerse con él, y lamentar su
desgracia, él les replicó: «¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién sabe? Una
semana después, el caballo volvió de las montañas trayendo consigo una manada
de caballos. Entonces los vecinos felicitaron al campesino por su buena suerte.
Este les respondió:
«¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?». Otro día cercano, mientras
el hijo del campesino intentó domar uno de aquellos caballos salvajes, cayó y
se rompió una pierna. Todo el mundo consideró esto como una desgracia. A lo
cual, como de costumbre el campesino se limitó a decir: “¿Mala suerte? ¿Buena
suerte? ¿Quién sabe?». Una semana más tarde, el ejército entró a la población a
reclutar todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones.
Cuando vieron al hijo del campesino con la pierna rota lo dejaron
tranquilo. ¿Buena suerte? ¿Mala
suerte? ¿Quién sabe?...
Y así podríamos seguir infinitamente… por eso saquen ustedes mismos sus
conclusiones. Todo depende en realidad de los "ojos con los que lo mires".
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